A pesar de la popularidad del vegetarianismo, la mayoría de la gente sigue siendo del equipo carnívoro. Pero hay una serie de enigmas perennes a la hora de cocinar la carne: ¿cuánto asar? ¿cómo descongelar? ¿hay que enjuagarla? Esta última cuestión es objeto de un debate especialmente acalorado. Sobre todo entre las generaciones mayores, muchas de las cuales están acostumbradas a que cualquier carne debe lavarse con agua. Sin embargo, esto es fundamentalmente erróneo. ¿Por qué? Para empezar, no tiene sentido, bueno, y lo más importante, no es seguro. Así pues, compartamos las razones por las que la carne y el agua son enemigos acérrimos.
Razón nº 1 – Las bacterias se multiplican por dos.
Por supuesto, el principal argumento de quienes enjuagan la carne es «así le quito todas las bacterias». Pero esto es un error fatal que literalmente arruina tu salud. ¿Por qué? Sencillamente, el agua activa la reproducción de muchas bacterias y microorganismos (y se multiplican en segundos). Además, no todas las bacterias se pueden eliminar con agua: la mayoría están dentro de la carne, o adheridas a ella con tanta fuerza que un simple chorro de agua es como darse un baño relajante para ellas.
Razón nº 2 – Contaminación cruzada
Este término se refiere a cuando un producto contamina todo lo que le rodea. Y éste es exactamente el caso de la carne: cuando lavas un trozo de ternera (carcasa de pollo, filete de pechuga), las bacterias que contiene llegan al desagüe y al fregadero (donde estará la vajilla). Además, una gota de agua de lavar la carne retiene microorganismos viables incluso a un metro de distancia de la cocina. Imagina cuántas de estas pequeñas plagas hay en las gotas directamente junto a la encimera. Y aunque después limpies la encimera con un paño de cocina, no los habrás «matado».
