Si los músculos de la primera cervical están tensos, los vasos sanguíneos se contraen y el flujo sanguíneo se ralentiza. La tensión en la primera región cervical se transmite «hacia arriba en la cadena» a los músculos de la cabeza y hacia abajo a los músculos del cuello. Los vasos que atraviesan los tejidos están bajo presión y bombean la sangre cada vez con más dificultad. En consecuencia, el flujo de sangre fresca y rica en oxígeno también se ralentiza. Dado que el bienestar del cerebro es la prioridad del cuerpo, la tensión en el cuello desencadena tarde o temprano una señal de alarma: el cuerpo reacciona ante una situación peligrosa con un dolor de cabeza.
Los dolores de cabeza regulares son una señal de que el cerebro está constantemente desnutrido y, aunque la persona no lo note, funciones como la atención, la memoria y la capacidad de aprendizaje se resienten. Tarde o temprano, el déficit nutricional afecta a la visión. Uno de los síntomas habituales que indican que es hora de hacer algo urgentemente con los pinzamientos musculares en el cuello es un deterioro (como «embotamiento») de la visión por la noche.
¿Qué aspecto tiene?
Para muchas personas, la tensión en la zona del cuello es algo habitual. Esto significa que no la notan. ¿Cómo se puede saber a simple vista que algo va mal en esta zona de la columna vertebral?
Cuando trabajes con el ordenador, presta atención a cómo te sientas. Muchas personas tienen el cuello apuntando ligeramente hacia delante, hacia el monitor, de modo que se forma un ángulo agudo entre la columna vertebral y el hueso occipital. Esto ilustra claramente cómo se comprime la zona de las primeras vértebras cervicales, desencadenando una «cadena» de tensión. Y si esta postura se convierte en habitual, no se pueden evitar los desagradables síntomas descritos anteriormente.
Cuando se desarrolla la postura encorvada, esta posición del cuello se convierte en la norma no sólo durante las sesiones de ordenador, sino también en cualquier otro momento, incluso al moverse.
