El ritmo de vida moderno, el trabajo sedentario, una alimentación inadecuada y la falta de ingesta de líquidos, junto con una ecología urbana deficiente, empeoran considerablemente nuestra salud. Cada vez dedicamos menos tiempo a nosotros mismos y al deporte. Piénsalo, ¿cuánta energía gastamos en diversas actividades inactivas? Muchos de nosotros empezamos el día consultando nuestro correo electrónico o las redes sociales, pero no con un simple ejercicio de 5 minutos. Nos convertimos en rehenes de un estilo de vida sedentario.
El ejercicio y una buena alimentación son mucho más que quemar calorías. Juntos te mantienen en forma, estimulan tu metabolismo, lo que a su vez te ayuda a mantener un peso corporal normal y reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Es importante recordar que hay que satisfacer en todo momento las necesidades de agua o hidratación del organismo. Existe un cálculo sencillo de la cantidad de líquido que se debe beber al día: 40 mililitros por kilogramo de peso. La mitad debe proceder de bebidas y la otra mitad de alimentos.
La fuente de un líquido tan importante para nuestro organismo no es sólo el agua, sino también absolutamente todas las bebidas no alcohólicas (incluidos el café, el té, los zumos, los bocadillos, los batidos, las limonadas, los refrescos de cola y otras bebidas carbonatadas dulces), ya que todas ellas están compuestas por un 85-99% de agua. A la hora de elegir una bebida, merece la pena prestar especial atención a la calidad del agua y a su sabor. En este sentido, es mejor dar preferencia a los fabricantes grandes y conocidos.
